Est. Thalia Jeanette Maldonado Garnica
Lic. en Letras Hispanoamericanas
Universidad de Colima
¿Leer o no leer? Esa es la pregunta más común que se hace en las escuelas de México y con escuelas me refiero desde nivel preescolar hasta la universidad.
Como dice Felipe Garrido con el título del trabajo que se analiza sobre él, “El buen lector se hace, no nace”. Si bien, podemos ver que en México nos enseñan a leer y a escribir desde que tenemos entre cuatro y seis años, pienso que más bien deberían de enseñarnos a comprender las lecturas y a escribir bien, más que nada ahora que los jóvenes parece que no salieron de la primaria cuando ya se encuentran a nivel bachillerato y escriben de la siguiente manera: “X thi KoNkIsTaRyA eHl MuNdHo”. Me es difícil realizar frases de esta manera y estoy segura que a muchos de los defensores literatos de la lengua les pasa lo mismo. Es algo que no comprendo, el hecho de que salen de la primaria escribiendo bien, entran a la secundaria y empiezan a escribir de esa manera, tal vez por moda o simplemente por no sentirse extraños entre sus amigos. Es difícil hasta de leer este tipo de frases o lecturas y recuerdo que en mis tiempos de la secundaria nadie escribía así, solo omitían la E o sólo ponían la Q o la X, pero creo que de ahí se fue transformando la escritura. Bueno, nuestro tema no es en específico la escritura, sino la literatura que ha sido ineficaz en la vida estudiantil, ya que piensan que se les hace aburrido y como ahora existen las nuevas tecnologías piensan que ahora menos pueden leer. Pero ¡oh sorpresa! La tecnología no viene a sustituir un libro, sino a ser un aliado eficaz con él. A muchos nos apetece mejor leer en nuestra computadora, en el Ipad, en el celular, o cualquier otro artículo electrónico, pero no por medio de un papel impreso y resulta más factible leer en papel, aunque solo porque leemos en la computadora creemos que ya somos mejores lectores y somos mejores que los lectores de papel. Con lectores de papel me refiero a los que leen algo impreso, mientras que el lector electrónico es aquel que lee por medio de algo electrónico, valga la redundancia.
Recuerdo mis inicios como lectora: siendo niña, durante el recreo, iba al “Rincón de lectura”, un lugar donde íbamos los niños que nos gustaba mucho leer y que nos perdíamos entre mundos fantásticos y realidades inexactas que solo nosotros podíamos imaginar y que además casi siempre el protagonista de los cuentos se convertía en nuestro mejor amigo y lo acompañábamos en cada una de sus aventuras relatadas en los libros. No es presunción, pero todos y cada uno de los libros de aquel rincón los leí completitos, pero si me preguntan sobre ellos la verdad no recuerdo mucho. De lo que sí recuerdo bien es que éramos unos cuantos los que día a día nos topábamos en ese salón. De ahí empezaría mi duda de porqué en México no se inculca la cultura de la lectura o si así sería en otros países. La realidad es otra, en otros países se lee bastante a comparación de nosotros y los niños y jóvenes resultan convertirse en “devoralibros”. Me constato de esto porque en el intercambio que realicé por parte de esta universidad hacia Medellín, Colombia pude observar que desde niños les enseñan a leer y a razonar cada texto que se les imparte en el colegio, hacen compañías y concursos de cuentacuentos y eso es muy normal por allá. Me sorprende que cada mes se hace una invitación que llega a cada hogar y es sobre los cuentacuentos, obras de teatro, concursos o lecturas de poesía, etc. Hasta las personas que menos cree uno va a este tipo de eventos: desde el más pobre hasta el más rico y se hace en toda la ciudad.
México no le apuesta a la cultura, un poco a la ciencia, pero en lo que es educación está muy mal. El viernes se dieron los resultados del programa ENLACE y los resultados fueron como para pasar vergüenza: más del 80% salió mal en la prueba de Español y en Matemáticas, no recuerdo bien, pero creo que fue más del 70% el alumnado que salió ineficaz en la prueba. A pero eso sí, que no sea política porque todos resultan sabios y expertos en la materia, y todos dicen que quieren apoyar en la educación, aunque unos pocos son los que en verdad luchan por mejorarla. Se puede ver con claridad que el Estado no quiere que México progrese, de hecho hasta los mismos profesores son los que realizan “paros” ya que según quieren mejorías de salario y de prestaciones, pero no se dan cuenta que siguen afectando a los mismos estudiantes, haciendo que se pierda el año escolar o mínimo, que se recorra y las clases se hagan al “ahí se va”.
Los maestros deben de estar más preparados y realizar actividades de lectura que atraigan a sus alumnos, no importa que la materia tenga mucho que ver con la literatura. Suelen cerrarse en su mundo los maestros porque piensan que materias como la física, la química y la biología no tienen nada que ver con la literatura, y de hecho yo soy una de las facilitadoras que pensaba eso al respecto cuando me dijeron que el circulo de lectura en Quesería tenía que implementar la literatura con la química. Pensé que era algo muy difícil, que no se iban a encontrar textos al respecto y que era una broma, pero para mi sorpresa existen textos literarios sobre química. Solo es cuestión de investigar, de saber qué elegir y sobre todo de llegarles con lecturas pequeñas a los alumnos.
Desde niño debemos de irnos formando como lectores, y si tenemos hijos, sobrinos o amiguitos chiquitos, irlos guiando hacia el mundo de la literatura y no dejarlos. Los papás tienen la idea errónea de que como ellos no leen, no pueden ayudar a sus hijos a comprender los textos literarios, pero creo que si tanto los padres como los maestros hacen un esfuerzo para que los niños lean algo pequeño día a día crecerán junto con los infantes en la literatura. Este hábito no se debe de dejar, debe de hacerse día con día y mejoraríamos como país lector y sobre todo escritor, ya que ahí observamos cómo se escribe correctamente cada palabra. Debemos de empezar con lecturas ligeras y que les llame la atención a ellos, no importa que sean tipo “Harry Potter”, con lecturas de su agrado podemos guiarlos a que cada vez hagan lecturas complejas. Es más, desde que aprenden a leer, debemos tutelarlos en lecturas de fácil comprensión, por ejemplo, yo empecé con mi sobrina a leer “La peor señora del mundo” y le gusta, además de que, como se imagina ella, dice que es su mamá. Con ese simple aspecto de que diga que la protagonista de “La peor señora del mundo” se parece a su mamá noto que hay algo de aprendizaje hacia la lectura y que se puede hacer comparación de la vida real.
Y bien, para finalizar, saliendo un poco de contexto de la lectura infantil, puedo decir que la lectura de Felipe Garrido es buena, fácil de entender, pero no concuerdo con él en todos los puntos, en la mayoría sí, pero como por ejemplo que no se deben de leer cualquier cosa, sino literatura de la buena, no concuerdo porque como lo he dicho repetidamente en este trabajo, para atraer a un lector tiene que ser con algo que le guste.
Mi México querido, yo quiero verte convertido en un país de lectores, en un país de triunfadores, pero veo que le tienes miedo al progreso y los maestros solo nos han enseñado a leer y a retener por un tiempo cierta información que ya después de un examen desechamos y ni nos acordamos de lo que viene aunque sea en el libro de texto gratuito que nos regala la SEP.
Y no hay que dejarnos de engañar: la lectura no es solo para tontos o ñoños sino para cualquiera que de verdad tenga ganas vivir historias fabulosas y ser uno más de esos fantásticos personajes que pertenecen a ellas.
Agradesco a mi amiga Thaly por la colaboración y redacción de este árticulo...
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